En esta oportunidad quisiera reflexionar acerca de las excusas. Cuando hago seguimiento a la realización de un proyecto o el alcance de un logro, más seguido de lo que me gustaría, me encuentro con una lista de pretextos que justifican por qué no se ha obtenido la meta. Me llama la atención el porqué de este fenómeno especialmente porque, en buena medida, no alcanzar nuestros objetivos es la principal causa de frustración en las personas. Y me pregunto: ¿Qué será lo que nos distancia de ejecutar las acciones necesarias para lograr lo que nos proponemos?
Buscando respuestas a este cuestionamiento encuentro algunas causas al por qué preferimos refugiarnos en las justificaciones, antes que llevar a cabo nuestro cometido:
Miedo.- Es común temer a enfrentarnos con algo desconocido, con una situación desagradable o que nos genere estrés. Cuando un proyecto de vida o laboral, está muy cerca de materializarse (presentar prueba para iniciar estudios de pregrado, de especialización o postgrado, o evaluación para obtener promoción laboral, p. e.), el temor al fracaso, a no aprobar o a no alcanzar la meta, nos paraliza. Para superar las dudas y miedos que, probablemente ni siquiera tienen fundamento, es necesaria la confianza en uno mismo y en que de toda tentativa aprendemos y avanzamos en dirección al éxito. Peor es no intentar. ¡Deshazte de los miedos y enfrenta las batallas!
Flojera.- No tener la voluntad para ejecutar una acción, no hacer el esfuerzo que requiere materializar o realizar un proyecto, porque es más fácil no pensar o distraerse en actividades que no requieran esmero. La invitación es a llenarse de ánimo y energía, y enfrentar lo que tienes que hacer, y salir de esa zona de confort para que te acerques más al nivel de satisfacción. No pain no gain!
Falta de iniciativa.- Aquellos que no hacen nada porque no se lo han pedido, no encuentran motivación propia que los haga ejecutar una acción basada en un propósito. Cada persona es una cantera de ideas, de proyectos y de capacidades. Conviértete en líder de tus propias acciones.
Baja autoestima.- Si pensamos que no somos capaces de hacerlo, nos estamos imponiendo un obstáculo mental que hará que no creamos en nuestras propias capacidades para conseguir algo. Confía en ti. Para lograr hay que creer.
Falta de compromiso.- Si no estamos totalmente comprados a una idea o meta, al no creer en el éxito de este proyecto, inconscientemente vamos postergando las tareas asociadas al logro. No hay convicción ni motivación para hacer lo que debemos. A veces ni siquiera estamos claros con nuestros objetivos. Para saber cómo llegar debemos tener claro cuál es el destino.
No hay sentido de urgencia.- Todos los proyectos tienen un tiempo. La vida es una transición: empieza y termina. Nuestra labor es identificar el momento propicio para cada proyecto. Cada acción concluida nos lleva a otra. Esto es la evolución. Para recorrer mil leguas hay que empezar por dar un paso. Mientras más rápido lo demos, más pronto llegaremos. El futuro es hoy.
No hay excusas para alcanzar las metas. Hacer es poder.